Fauna de otros mundos

ANIMALES DEL OCÉANO

Os podéis imaginar a seres sacados directamente de la mente de directores de cine como Ridley Scott (Alíen el octavo pasajero) o de libros como Dune en nuestros propios océanos? Aunque parezca una exageración existe varios de estos animales, y hoy me gustaría hablar de los curiosos Pirosomas y Pyrostremmas.

En este artículo quiero hablar de algo que me apasiona, de algo que puede despertar la curiosidad de algunos lectores (o quizá de todos ellos) y que les permitirá mirar con nuevos ojos los océanos (como una vez yo hice), comprendiendo que sabemos muy poco de los maravillosos seres con los que compartimos espacio en los mares.

Por sorprendente que parezca, el gigantesco Pyrostremma Spinosum no es un grandullón, sino más bien un grupo de pequeñajos muy bien organizados a los que les encanta el trabajo en equipo, los zooides. Son capaces de formar grandes agrupaciones o colonias uniéndose mediante una túnica formada por una sustancia llamada tunicina que segregan de su propio cuerpo, de ahí que sean denominados Tunicados.

Estas colonias reciben el nombre de pirosomas (Orden Pyrosomida/ Familia Pyrosomidae/ Género Pyrosoma), y su tamaño depende de la especie y el género de pirosoma. El tamaño de los Pyrosomas atlanticus puede ir desde unos pocos milímetros (como un grano de arroz) hasta alcanzar más de 50 cm de longitud, mientras que su primo el Pyrostremma Spinosum (Género Pyrostremma) puede llegar a alcanzar los 2 metros de ancho y los 9 metros de longitud, aunque algunas fuentes indican que se han registrado colonias de 20 y 30 metros en Nueva Zelanda (sí, lo has leído bien, ¡30 metros!), lo que significa que han llegado a alcanzar al animal más grande del planeta, la ballena azul.

Puede que algunos de vosotros (los más curiosos) os preguntéis o queráis saber cosas sobre ellos, como, por ejemplo: ¿Cómo o qué comen? ¿Se mueven o flotan a la deriva? ¿Qué es lo que estos animales hacen en su día a día antes de “irse a dormir”?

Para empezar por una de estas cuestiones, se alimentan de plancton, pero no de cualquier plancton, sino de un plancton pequeño denominado nanoplancton; que tiene una medida de menos de 25 micras (y pensabais que el plancton normal era ya pequeño de por sí…). Cada zooide filtra el agua en busca de nanoplancton y la expulsa al interior de la estructura cilíndrica que forma al pirosoma (la colonia). Al hacer esto mismo cada zooide, teniendo en cuenta que pueden llegar a ser miles de ellos, crean una corriente por dentro de la colonia que dota de movimiento al pirosoma, aunque no es suficiente como para vencer a las corrientes del mar, las cuales lo llevan a la deriva como si de una bolsa de plástico de 20 metros se tratara, lo típico de cada día...

Un dato curioso de los pirosomas es que emiten luz, para ser más exactos bioluminiscencia, sí, luz propia; lo que en mi opinión hace que sean más parecidos a  un gusiluz brillante marino que a un pepinillo marino. Así es, estas colonias emiten una bioluminiscencia de color azul-verdoso en casos de sentirse en peligro o molestos. Por observaciones que se han hecho se cree que son de las especies de invertebrados, que mayor luminiscencia producen llegando a iluminar algunos metros a su alrededor. De ahí su nombre pirosoma que en griego se traduciría como Cuerpo de fuego (Pyro, fuego; soma, cuerpo).

Por si fuera poco, dentro de las curiosidades y características de estos “pequeñajos”, se encuentra el detalle de que no necesitan un compañero sentimental para dar paso a su descendencia ya que además de reproducirse de manera sexual, se reproducen también de manera asexual, en un tipo de  clonación.