El autoconcepto en las terapias ecuestres
- Uno de los principios fundamentales de la terapia asistida con animales en general, y las terapias ecuestres en particular, es reforzar algo tan básico e imprescindible, como el autoconcepto.
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TERAPIA ASISTIDA CON ANIMALES: EL AUTOCONCEPTO
Uno de los principios fundamentales de la terapia asistida con animales en general, y las terapias ecuestres en particular, es reforzar algo tan básico e imprescindible, como el autoconcepto.
El autoconcepto como conjunto de características físicas, psíquicas, sensoriales, emocionales y sociales que perfilan una imagen de nosotros mismos. Un reflejo vivo y dinámico, pues va variando según los acontecimientos que concurren a lo largo nuestra vida, pero que define fielmente quiénes somos, aunque no siempre queramos o sepamos verlo y aceptarlo.
Cuando diseñamos una intervención asistida con caballos que prioriza el trabajo psicológico, educativo y emocional, nunca faltan objetivos tipo como: “potenciar la autoestima”, “facilitar la capacidad de autocontrol”, “favorecer la empatía”, “aumentar la tolerancia a la frustración”… Y llegados a este punto, no puedo evitar preguntarme: ¿Cómo seremos capaces de potenciar tales capacidades sin una base fuerte y consolidada? ¿Cómo recorrer juntos el camino de la excelencia para ser mejores de lo que fuimos ayer, si apenas reconocemos quienes somos hoy?
El autoconcepto debe estar en la base de nuestra inteligencia emocional, algo de lo que mucha gente habla pero que muy pocos conocen, ya que una buena inteligencia emocional se hace imprescindible para un correcto procesamiento cognitivo y conductual, necesario éste para desarrollar una percepción adecuada del locus de control que permita llevar “las riendas de tu vida”, sean cuales sean tus capacidades y tus discapacidades.
Decía Alois Podhajsky: “el jinete no puede dominar al caballo sino es capaz de dominarse a sí mismo”.
¿Cómo dominar algo desconocido? ¿Cómo ponerte en el lugar de otro (bípedo o cuadrúpedo) si ni siquiera sabemos ponernos en nuestro propio lugar?
¿Cómo vas a controlar tus pasos en el camino, si no son tus órdenes las que hacen que tus pies lo recorran? Y ¿cómo trabajar algo tan significativo en nuestra vida, como es el autoconcepto, a través de una terapia que está asistida por un animal?
En realidad es más sencillo experimentarlo que expresarlo, pues solo tienes que enfrentarte al caballo estando dispuesto a reencontrarte contigo mismo, sin máscaras ni corazas. Al caballo no le importa si vistes de sport, casual o ropa del mercadillo. Le importa poco si te peinas con la raya en el lado, de punta o llevas el pelo de recién levantado. Si llevas piercing, tatuajes o silla de ruedas. Si te maquillas o se te cae la saliva. Él no te juzga, y por lo tanto, no tienes la necesidad de sentirse superior o inferior a nadie, no tienes que hacerte el gracioso, el fuerte o el interesante. No necesitas hablar para comunicarte con él, y por lo tanto nos ahorramos todos esos entresijos laberínticos que entrañan las palabras, tan abstractas como concretas y limitadas.
Cuando te enfrentas al caballo, te estás enfrentado a ti mismo. Puedes ser tal y como realmente eres, sin prejuicios ni complejos, y solo así puedes conocer tu “Yo” más auténtico y empezar a construir la mejor versión de ti mismo.
Supongo que esta es la “magia” de la terapia asistida con caballos…
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