Mi experiencia como voluntaria en un centro hípico
- Rebeca Cruz, alumna de del curso de Asistente técnico veterinario ecuestre y cuidador de caballos de la Escuela de Veterinaria de MasterD, nos cuenta sus funciones como voluntaria en un centro hípico y sus experiencias como cuidadora de caballos
- Agustín ha conseguido un puesto de trabajo como Auxiliar veterinario gracias al progrma de prácticas de MasterD
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Un día de voluntaria en un centro hípico
Hola a todos, soy Rebeca Cruz Pascual, alumna del curso Asistente técnico veterinario ecuestre y cuidador de caballos de la Escuela de Veterinaria de MasterD, y he escrito este artículo para hablar de la maravillosa experiencia que estoy teniendo en el centro hípico al que acudo como voluntaria para ir aprendiendo el manejo de este tipo de sitios, las tareas que se hacen diariamente y el cuidado general de los caballos.
En este centro hípico hago varias cosas, pero normalmente me encargo de preparar a los caballos cuando tienen entrenamiento o cuando van a ser montados, y también de guardarlos cuando se ha terminado el ejercicio.
Antes de sacarlos de la cuadra los cepillo para quitarles restos de paja o cualquier mancha que puedan tener, después les peino bien las crines y la cola, les pongo los protectores (en caso de que los vayan a necesitar, lo que depende de la disciplina para la que estén entrenando), les pongo la silla y los dejo preparados para la hora de salir.
Después, cuándo el ejercicio ha terminado, les quito todo lo que acabo de mencionar, les limpio los cascos y me encargo de ducharles los pies y las manos para refrescar los tendones cansados a causa del ejercicio (en verano podemos duchar a los caballos enteros, ya que hace calor, pero en invierno nos tenemos que limitar a los pies y las manos para evitar que se resfríen). Por último, los vuelvo a meter en su cuadra y les doy un premio si lo han hecho bien.
Como digo, esto es lo que suelo hacer, pero cuando hace buen día también abro los patios para que los caballos puedan salir al paddok y, en algunas ocasiones, me ocupo de poner paja en las cuadras (aunque no es habitual).
La sensación que siento en este centro hípico es maravillosa, es un lugar en el que encuentro paz y no pienso en nada, solo en la satisfacción de estar con los caballos y poder cuidarlos. Creo que solo las personas a las que realmente les gustan los caballos pueden entender este sentimiento; allí estoy feliz y completa y no me cambio por nadie.
Bueno hasta aquí os puedo contar de momento, un saludo a todos.
Rebeca Cruz Pascual
Alumna del curso Asistente técnico veterinario ecuestre y cuidador de caballos de la Escuela de Veterinaria de MasterD
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